https://twitter.com/MusasyAmapolas

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7 de mayo de 2011

SIMPLEMENTE NADA

¿Y así me lo agradeces? ¿Diciéndome que no hace falta que haga nada?...
Jamás pensé que la palabra “nada”, la misma que aparece en el conocido dicho “hay que dar sin esperar nada a cambio”, llevara consigo el reproche, la falta de consideración, el no ponerte en el lugar del otro, la ausencia de la empatía…

Siempre había soñado con un nada que implicase un mínimo de agradecimiento aunque no necesariamente explícito, sino más bien de un tipo sentimental, espiritual o mágico, ya sabes, eso que llaman “química”, pero no la de laboratorios, me refiero a la que se desprende de una simple mirada, de un gesto cómplice, de un saber escuchar y comprender, de un “quiero que estés bien” y de un saber qué hacer para que lo estés.

Pero en el mundo real todo esto es complicado, incluso con las personas que siempre han estado ahí, las que piensas que nunca te fallarán, aquéllas por las que has dado todo sin esperar recompensa; y esto es lo que más duele, el llegar al punto de darte cuenta de que “su nada” y “tu nada” no son la misma cosa. Porque para mí “nada” es nada, es decir, no equivale a discusión, enfrentamiento o indiferencia. Si yo te doy, lo que menos esperaré serán gritos, enfados y malas caras, en cualquier caso esperaré nada,” mi nada” químico, inmaterial, ése que se supone que no hay que esperar pero que de todas formas espero. Y confiando en “mi nada”, te dí todo sin suponer, te regalé mi compañía en soledad, te escuché aún cuando no hablabas, contemplé tu mirada, perseguí tus lágrimas para asegurarme de que se habían ido, y sobre todo te dí, te dí, te dí…Y sin embargo, aquí me encuentro habiendo recibido mucho más de lo que esperaba, sumida en un inmenso dolor, una tristeza sublime, puesto que no puede ser más perfecta ni más grande. Sola, sola y más sola. En un arduo momento, sin ilusiones, perdida, buscando los motivos, intentando encontrar las razones y con el alma rota. Siempre fuiste mi prioridad y siempre quise ayudarte, hacerte el camino más fácil, procuré tu sonrisa, tu descanso, tu evasión de los problemas, tu consuelo, aliviar tu dolor, intenté desconectar contigo de la cruda realidad…mas no sé si sirvió de algo, no advierto si alcancé alguno de mis propósitos…

Porque “tu nada” y “mi nada” no son la misma cosa. A partir de ahora cuando deba no esperar “nada”, lo esperaré todo, tanto lo bueno como lo malo, porque mi vida se ha basado en esperar, siempre ha sido así, por qué hacer caso a una simple frase: “dar sin esperar nada”. Esperaré gratitud y olvido, atención e ignorancia, ayuda y desamparo, cariño y rechazo, esperaré, esperaré, esperaré…porque “tu nada” y “mi nada” no son la misma cosa.

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