https://twitter.com/MusasyAmapolas

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21 de mayo de 2015

LA CIMA

¿Alguna vez llegaste a la cima de tus sueños?
  Tal vez, eres una de esas personas que fantasean y luchan a diario por escalar posiciones. Y no sólo en asuntos materiales, me refiero a ir subiendo con la esperanza de llegar a lo más alto de la vida, alcanzar al completo las diferentes franjas de aquella famosa pirámide conformada por las necesidades vitales; desde lo más básico hasta todo lo inmaterial que nos hace sentir plenos. O al contrario… cada uno tiene sus prioridades…
La cima existe, por supuesto. Cada uno la encuentra a una determinada altura y en un momento preciso. A algunos el vértigo les hace caer en picado. Otros deciden volver a bajar de nuevo por la ladera umbría. Unos cuantos se arriesgan a rodear el terreno deslizándose en un movimiento espiral. Y también, existimos los que nos empeñamos en instalarnos allí arriba sin la menor duda de que será de por vida.
Una vez que te emplazas en las alturas, lo primero es acostumbrarse a vivir en equilibrio. Después, con el tiempo, llega la estabilidad que, a menudo, se torna rutina. Empiezas a echar de menos la sensación de peligro, la monotonía se transforma en el pegamento que une tus pies al suelo, te aprendes de memoria cada milímetro del espacio que te rodea… Pero hay cimas demasiado planas y kilométricas en las que todo ese amplio terreno se te empieza a antojar ajustado a la piel. Te aprieta en las sienes, cada vez más, el simple hecho de respirar cómodamente y echas de menos un nuevo olor. Todo es excesivamente estable… Entonces, es cuando olvidas todo lo que costó llegar tan alto. Olvidas las ganas y la ilusión. Olvidas, incluso, que no lo hiciste solo… No recuerdas ni siquiera el tacto de sus manos cuando tiraba de ti…
Comienzas a acariciar los límites. Cada día con más intensidad. Asomas la punta del pie al vacío. A veces, de espaldas, los talones. Empujas el aire con las palmas de las manos. Intentas acercar la nariz a una nube más lejana, incluso más alta o, tal vez, más baja que la altura de ese precipicio que tanto te tienta…
Así fue como nació una nueva versión de mí mismo… Y así, me hice amigo de los monstruos que antes temía. Me convertí en adicto a la dulzura del oxígeno que me aportaba la mentira. Mis pulmones se ensanchaban con cada salto a una nueva cima. Mi ego crecía. El vicio se tornó en la mejor forma de mantener en calma a la autoestima… Aprendí a saltar sin hacer ruido. Aprendí a volar dominando los tiempos. Aprendí a alabar sus medidas de seguridad en torno a nuestra cima sin la intención de mostrarle que había una parte rota en nuestra balconada por la que podía escaparme… Fui el felino que se escabulle a través de los barrotes que limitan la terraza.
Es ahora, quizá demasiado tarde, cuando me doy cuenta de todas las gotas de sudor que invertimos para llegar a lo más alto. Y es ahora cuando soy consciente de que esas gotas de sudor no fueron sólo fruto del esfuerzo, sino también de todos los momentos de pasión, de las tardes de calor en el sofá, de los nervios por volver a verla, de la larga espera el día en que nació nuestro hijo hace ya cuatro veranos… Todo esto me ha enseñado que el sudor une igual que las lágrimas, igual que la risa, igual que el amor…
El hecho de haber obtenido este aprendizaje es el que me hace dudar de si sería eficaz sentir arrepentimiento… Ella sabe que algo ha cambiado en mí pero jamás me ha preguntado, simplemente me respeta como siempre. Puede que sienta lo mismo que yo, puede que también haya aprendido a saltar en silencio y que tenga plena conciencia de esa parte por la que es posible escapar de nuestra cima…
Lo teníamos todo, lo tenemos.
Me gusta mi cima y me gusta ella. Amo a la familia que hemos creado. Pero… el suelo quema y me sudan los pies en lugar de las manos sobre su cuerpo. Aquí arriba sólo hay huracanes de vez en cuando y no lo echo demasiado de menos. Vivimos en una falsa estabilidad que, en el fondo, me resulta cómoda. Confesarle mi verdad sería ponerlo todo patas arriba y a los dos nos tranquiliza mucho el orden…

La cima existe, por supuesto. Cada uno la encuentra a una determinada altura y en un momento preciso. A algunos el vértigo les hace caer en picado. Otros deciden volver a bajar de nuevo por la ladera umbría. Unos cuantos se arriesgan a rodear el terreno deslizándose en un movimiento espiral. Y también, existimos los que nos empeñamos en instalarnos allí arriba con la eterna duda de que sea de por vida… 

26 de marzo de 2014

COMO EL HUMO ENTRE LAS MANOS

     El humo en sus manos envenena su aliento. Siempre fuma después del café. En la terraza, coral bajo los pies y cielo abierto. La cruz que forman las vigas parece predecir el futuro de su historia. El medio telón blanco le impide ver una fracción del horizonte, pero prefiere estar sentada. El contacto de su piel con el trono de plástico provoca que sus nalgas lloren bajo el minúsculo pantalón. Es agosto y jamás será reina. Treinta y ocho grados a las siete de la tarde. Sorbe, traga y fuma. Escucha pasos y cierra los ojos esperando un abrazo que no llega. Dos cigarros… y los minutos que marcan el reloj de su teléfono móvil no han cambiado aún de decena. El cabello enmarañado, una uña rota y el rojo de sus labios desplazado hasta la sien. Se mira los pies morenos y recuerda el viaje que les regaló ese color. Todos los engranajes y botones permanecen cerrados. No desabrocha la cremallera, es imposible desnudar el corazón detrás de un portazo. Dos minutos… y los pasos se alejan haciéndose sordos. Una nota de papel cae al suelo provocando un terremoto. Definitivamente, la predicción de las vigas de hormigón era cierta.

7 de noviembre de 2012

SANEANDO FALACIAS.

   Mientras el corazón espera en el horno, decide tomar aire en un largo suspiro y se dirige a lavarse las manos sin saber que su plan resultaría inútil. La desinfección y y recalentamiento de una historia tras la mentira suele ser un éxito inviable.

11 de junio de 2012

CUANDO UN INSTANTE PROVOCA LA DISTANCIA.


Me perdí en el abismo que separaba dos segundos... y todavía sigo allí. Inanimada en ese capítulo de la vida en el que han apretado el botón de "pause". Si alguien decide pulsar el “play” quizás todo vuelva a desarrollarse al ritmo de siempre pero mientras tanto, el dolor permanece ausente tanto como el odio, el miedo o incluso el amor. No existen… Los sentimientos se han ralentizado de forma súbita hasta llegar a paralizarse. Soy de hielo en ese abismo y no hay movimiento posible que pueda realizar para lanzarme al vacío, estoy congelada en el límite de ese acantilado desde el cual no consigo precipitarme a ningún sitio… Mi norte parece haberse trasladado hacia el punto donde el sol se esconde y a la luna tampoco puedo verla. Sólo sé mirar en la dirección del lugar donde reposan mis pies. Sin aliento es complicado encontrar de nuevo el horizonte. 

8 de junio de 2012

SÓLO PARA TI.


Hoy escribo para ti. Sólo para ti. Quizás se asomen otras miradas a mis letras, pero hoy sólo son tuyas. Te pertenecen por completo porque hoy también yo soy tu pertenencia, soy tuya por completo. Hoy es hoy o ayer o mañana… todo es relativo… Como el tiempo contigo y sin ti que utilizando la misma unidad de medida, las horas, suele ser tan distinto y me resulta tan diverso, tan diferente en su calidad y a tu lado tan intenso. Hoy el tiempo se detiene mientras te escribo porque te pienso. Hoy soy como el personaje de aquel cuento que es feliz esperando tu encuentro horas antes, minutos antes, segundos antes… todo es relativo… Como la magia de sentirse volátil siendo de carne y hueso. Es relativo. Es cuestión de alma, de sentimientos… y de falta de sentido, porque la locura también me ayuda hoy a escribir sólo para ti. Una vez dije “expóliame el miedo sin extorsionar mis ganas”… y lo has conseguido. Hoy te regalo mis palabras, mis ganas y mis sueños. Hoy escribo sólo para ti.

8 de marzo de 2012

REMAKE.

Escrito elaborado a partir del título de todas las entradas del blog. Porque a veces es necesario sentir que hay conexión, aunque sea sin demasiado sentido. Porque la locura nos puede llegar a convertir en seres verdaderamente cuerdos. Porque sin embargo, la cordura no siempre es necesaria. Porque siempre me ha gustado la magia de poder unir palabras…

“Gracias al azar descubrí que en las frágiles amapolas reside el lugar donde duermen las musas, y que en esos días en los que te alcanza la solitaria ansiedad sólo algunas miradas son capaces de abrazarte y reconfortarte. Simplemente nada es lo único que puedes hacer para intentar borrar de tu mente el adiós que nunca pronunciaste. Jamás se borrará y en el fondo te gusta la idea porque no quieres olvidarlo, al igual que no quieres olvidar todas esas pequeñas cosas que viviste junto a él bajo el sol de primavera. Ahora quiero saber ¿dónde están? Aunque es cierto que no soy capaz de encontrarlas cada vez que lo deseo, es tan sólo tras la tormenta cuando el recuerdo me hace volver al gris, que sin embargo, algunas veces me da tanto miedo. Esas veces me acuerdo de un sueño africano ambientado por mágica música que es el que me ayuda a no caer en el abismo y es entonces, cuando conversando con la vida logro encontrar la causa más bella por la cual te fuiste y el insomnio de una noche de verano me pide a gritos que quiere vivir en mi papel en blanco. Sólo en la noche suele suceder. Y lo que somos hoy aparece ante mis ojos transformado en oculta añoranza de lo que un día fuimos, en un escenario extraño en el que me enfrento a un corredor, varias puertas y una llave, yo que nunca quise abrir puertas… ¡ironías de la vida! Así, otro día más me sorprende con su amanecer y haciendo acto de presencia provoca mi reflexión I cuando al soñar tu llanto intento descubrir la verdad de estos días raros. Pero en uno de esos días el azar me tocó de nuevo justo en el instante en el que tras las flores fui capaz de escribir mi bio-grafía (la vida de mis letras), en la que su esencia dictaba las palabras en blanco y negro, sucediéndose como las teclas de aquel instrumento… y me senté frente al piano observando cómo el viejo lienzo y la luna me seguían inspirando y me ofrecían retazos de su alma de valiente caballero, que en aquel noviembre sin azúcar consiguió el equilibrio de delirios que siempre me había preguntado si sería imposible de conseguir. No me sentí culpable jamás jugando a la ruleta rusa, pues el hechizo de un ángel provocó la desaparición de mis miedos, haciéndome ver que el escritor y su musa son sólo uno. Y brindo por los dos, ahora y siempre, aunque sin ella a veces sienta que el cambalache emocional que me ofrece no es suficiente si das más de lo que recibes, a veces el egoísmo te empujaría a cometer algún ¿crimen? (pasional). Si bien, eso no es delicado y podría desembocar en un game over. Pero a pesar del miedo, no me dejaré llevar al abandono, sigo luchando con fuerza porque su obra maestra permanece a mi lado todavía, surrealismo desvelado que sólo sé interpretar en esos sueños en los que a pesar de estar atada por los pies, soy capaz de llegar más lejos y provocar la explosión que me hace renacer día tras día.”

31 de enero de 2012

SU OBRA MAESTRA.

Lo interesante es no perder la perspectiva, digo siempre, es lo único que importa. La señora Maura sigue recogiendo sin prestarme atención mientras continúo comentando lo acertada que estuve al rechazar la oferta. Son tiempos de crisis, sí, pero hay que otorgarle el valor adecuado a cada obra. Seguía sin escucharme, nunca lo hacía, pero la señora Maura fue quien se ocupó de ofrecerme ayuda en el momento más turbio de mi joven existencia por eso siempre le informaba de mis hazañas, y ahora, se trataba de alcanzar el éxito profesional, de ahí mi constante indecisión. Me hicieron propuestas verdaderamente interesantes pero eso supondría no volver a poseer mi bien más preciado. Si vendía, me arriesgaba a desprenderme para siempre de la primera y única pieza que guardaba su esencia, la que él me ayudó a componer. Tras varios días de divagaciones opté por atesorar lo único que permitía que mi inspiración permaneciese activa. Ya vendrían tiempos mejores, me dije, esto es lo único que me queda de él y no pienso perderlo. Es mucho más que un cuadro, guarda toda su magia, desprende su aroma, contiene su alma en cada trazo y por siempre será mío. Y no, no he perdido la perspectiva, sino que he encontrado lo único importante para mí, el nexo de unión con aquél que tanto me enseñó. Porque a veces, la materia guarda retazos de nostalgia y sentimientos que no tienen precio.